Muchas veces, a partir de algún regalo de un amigo que conoce nuestra afición al ferrocarril en miniatura o visitando mercadillos podemos conseguir algo de material móvil a buen precio, bien porque su estado presenta algo de deterioro o bien por su antigüedad. A la hora de acoplar este tipo de material rodante en nuestra maqueta observamos que su aspecto no nos anima a encontrar un uso acorde con el ambiente recreado en nuestro mundo en miniatura y más si el material presenta un aspecto anacrónico, deteriorado o gastado. Puesto que los modelistas no tiramos nunca nada, en la mayoría de ocasiones acabamos olvidando estos vehículos para darles utilidad mediante el despiece y la posterior reutilización de sus elementos como piezas sueltas que formarán parte de nuestro cajón de sastre, el espacio particular donde acumulamos todo lo que (aparentemente) no tiene uso inmediato.
Sin embargo, a poco que trabajemos con estas piezas, podemos recuperarlas para recrear material que quede parado en una vía de apartado o incluso apto para la circulación si logramos un correcto funcionamiento de sus rodamientos.